Acto I
La Zapatera llega de la calle lanzando airadas invectivas contra las vecinas que se burlan de su matrimonio. Entra un niño trayendo unos zapatos para arreglar y repitiendo los maliciosos comentarios que ha escuchado de su madre y de las vecinas. Poco después, llega el Zapatero, que ya ha pasado los cincuenta años, y su joven esposa lo increpa, echándole en cara sus años y evocando a sus anteriores pretendientes. La Zapatera sale enfurecida y su esposo queda solo lamentando la suerte de su matrimonio.
El Alcalde del pueblo, que también se siente atraído por la Zapatera, le reprocha al Zapatero haberse casado a disgusto. La Zapatera regresa y el Alcalde le dirige algunos piropos. Los esposos reanudan sus discusiones.
Cuando queda sola, la zapatera rechaza a los pretendientes que se acercan a cortejarla. Mientras tanto, el Zapatero ha decidido abandonar a su mujer. A la hora de la cena, la Zapatera se sorprende al no encontrarlo. El niño regresa, enviado por su madre y las vecinas, para contarle a la Zapatera la partida de su marido. La joven se desespera, y el Alcalde interviene para calmarla, sugiriendo que su esposo se ha ido porque ella no lo quiere. La joven, sin embargo, declara que sí lo ama y llora entre las burlas de las vecinas.
Acto II
La Zapatera, en ausencia de su marido, ha convertido la casa en una taberna. Sus pretendientes la frecuentan pero ella los rechaza. El niño le revela los rumores que corren en el pueblo sobre ella y, cuando la Zapatera se dispone a salir, llega el Alcalde, que intenta tranquilizarla. Llega a la taberna el Zapatero, disfrazado de titiritero y comienza una historia inspirada en su vida.
En el exterior de la taberna, dos hombres se pelean por la Zapatera y todos acuden a presenciar la lucha. En la taberna, sólo quedan el Zapatero y su esposa. Al despedirse, ella le desea que encuentre pronto a su mujer y él le pregunta si quiere mandar algún mensaje a su marido, por si lo encuentra en el camino. Cuando la Zapatera declara el profundo amor por su marido, el Zapatero revela su identidad, y la pareja reanuda sus habituales discusiones.