Acto primero
Cuadro Primero
El cuadro inicial se desarrolla en una playa solitaria en las cercanías de Nápoles. El poeta Prosdocimo medita sobre el argumento del "dramma buffo" que se propone escribir. En ese momento descubre a unos gitanos que están acampando en el lugar y se acerca a ellos, pensando extraer algunos detalles para la ambientación de su trabajo. Mientras tanto aparece Don Geronio, quien al encontrarse con los gitanos trata de que le revelen su destino y que le sugieran como poner fin a los caprichos de su esposa, la joven y coqueta Fiorilla. Zaida, una de las gitanas, leyéndole la mano le insinúa que su mujer lo traiciona. Don Geronio, confundido y humillado, se retira. El Poeta, cautivado por la vivacidad de Zaida, le pide que le cuente su historia. La joven dice entonces que siendo la amante de un príncipe turco fue calumniada ante él por algunas de sus rivales del serrallo y luego condenada a muerte por su señor. Tras infructuosas luchas logró escapar, ayudada por el fiel Albazar, uniéndose más adelante a esos gitanos, con quienes recorre el mundo. Pero Zaida, no obstante esa situación, ha permanecido fiel a ese amor.
El Poeta, en su afán de ayudarla, le dice que pronto llegará un noble turco para visitar el país. En esa forma Zaida tendrá oportunidad de hacer saber a su amado, que aún le guarda afecto y que le espera. Entre tanto Fiorilla que paseaba por la playa, asiste al desembarco del príncipe Selim. Rápidamente se enciende entre ambos un sentimiento de viva simpatía y Selim conquistado por los encantos de la bella italiana se ofrece cortésmente para acompañarla en su paseo. Poco después llega Don Geronio, muy alarmado porque ha visto a su mujer paseando con un turco por la playa. El Poeta saca nuevas conclusiones para su drama: acto primero, escena primera... el marido y el amigo...la mujer...el turco... gritos...intriga... No puede darse nada mejor... Don Geronio y Narciso, otro adorador de la inquietante Fiorilla, aseguran que todo esto concluirá a bastonazos para el osado poeta.
Cuadro Segundo
Fiorilla ha invitado al extranjero a tomar café en su casa y departe muy amablemente con él, haciéndole toda clase de preguntas sobre usos y costumbres de Turquía. Don Geronio, que observaba oculto, no pudiendo soportar más los celos, irrumpe bruscamente en el salón. Detenido por el turco en forma amenazante, Don Geronio para calmarlo se ve obligado a besarle el ruedo del caftán. Esta comprometida y humillante situación se complica más aún con la llegada de Narciso, quien ya imagina a Fiorilla convertida en amante del forastero. La confusión se hace ahora total y tras estas agitadas secuencias, Fiorilla, Selim y Narciso se retiran por lados opuestos.
El Poeta acude para consolar a Don Geronio, aconsejándole enfrentar a su esposa. Don Geronio reprocha luego a su mujer por tan extraño comportamiento, diciéndole que en su casa no quiere turcos ni italianos.
Los ánimos se van caldeando y la joven en un arranque de cólera abofetea al marido, acrecentando sus celos al decirle que quiere divertirse noche y día con plena libertad.
El Poeta, muy ufano, piensa entonces que su drama, inspirado en esos acontecimientos, tendrá aún motivos y detalles más atrayentes. Convencido también de que Selim es el amante de Zaida, sale en busca de la presunta gitana para comunicarle su descubrimiento.
Cuadro tercero
La acción vuelve nuevamente a la playa. Selim prepara su nave para la partida y espera a Fiorilla, quien le ha prometido seguirlo. En ese momento se presenta Zaida, ofreciéndose para leer la mano de Selim. A través del rápido diálogo el turco reconoce a, su antigua amante y la abraza conmovido. Luego llega Narciso, lamentándose por lo que considera una traición de su amada. Fiorilla, cubierta con un velo, acompañada por sus amigas, exalta con su canto la omnipotencia del amor. Poco después Zaida y Fiorilla se disputan los derechos sobre el amor de Selim. El turco, Narciso y Don Geronio, tratan inútilmente de calmarlas, pero ambas rivales, luego de insultarse, concluyen por irse a las manos, azuzadas por el Poeta, quien se regocija ante el magnífico final que ha encontrado para su obra, mientras los demás afirman que ningún elemento de la naturaleza puede competir ante la rivalidad de dos mujeres enamoradas.
Acto segundo
Cuadro primero
En una hostería del lugar Selim -según una vieja costumbre de su país- propone a Don Geronio cederle su esposa a cambio de una fuerte suma de dinero. Don Geronio rechaza esta indigna oferta, mientras Selim jura que habrá de raptar a Fiorilla valiéndose para ello de cualquier medio. El diálogo concluye en forma violenta y amenazante. Fiorilla, luego de los inquietantes acontecimientos de la playa, ha invitado a Zaida a reunirse con ella para decidir cual de las dos será la elegida de Selim. El turco al verlas queda anonadado, ya que con su elección no quisiera ofender a ninguna de las dos. Zaida se retira muy indignada en tanto que Selim y Fiorilla discuten sobre la fidelidad de hombres y mujeres, concluyendo por aceptar las leyes que impone el amor.
El Poeta informa entonces a Don Geronio que Selim está preparando el rapto de su esposa; además le dice que ambos concurrirán a un baile de disfraz, pero también Zaida, advertida por él, intervendrá en la fiesta vistiendo ropas de Fiorilla, para tomar su lugar en la fuga. El Poeta -siempre maquinando las intrigas de su drama- aconseja a Don Geronio vestirse de turco para así poder quedarse con su mujer. Ante la marcha de los acontecimientos, el Poeta se congratula por el buen resultado de su trabajo, que considera ya casi completo.
Don Narciso, que ha escuchado el diálogo precedente, preocupado por los devaneos de Fiorilla y por las derivaciones que va tomando la situación, invoca una vez más al amor y decide también concurrir a la fiesta, por supuesto, vestido de turco. Acto seguido el Poeta se encuentra con Albazar, a quien ha encargado el vestido para Zaida. Al enterarse de que todo está en orden y que la joven desea saber donde tendrá lugar el baile, el Poeta sale dispuesto a encontrarse con la desdeñada amante de Selim.
Cuadro Segundo
La fiesta se encuentra en plena animación. Se canta y se baila, aclamando al amor y a los efectos que la danza produce sobre él.
En medio de la mayor confusión Fiorilla busca a Selim, pero éste se acerca a Zaida creyéndola Fiorilla, mientras que ésta ha confundido a Narciso con Selim. Llega entonces Don Geronio disfrazado de turco, maldiciendo al amor y al matrimonio, pero con gran asombro descubre otros dos turcos y otra Fiorilla, preguntándose angustiado cual de las dos será su mujer. Por su parte Narciso asedia a Zaida, confundiéndola con Fiorilla y Selim hace lo propio con su pareja. Los malentendidos se suceden y la situación se complica cada vez más. Selim y Narciso apremian a las damas para que los sigan y Don Geronio, en el colmo de la exasperación, ordena que todos se detengan, reclamando imperativamente a su mujer. Selim y Narciso logran escapar con sus acompañantes y Don Geronio queda desesperado.
Albazar está preparando el equipaje para la partida de Selim, alegrándose por el triunfo de Zaida, quien finalmente ha logrado reconquistar el amor de Selim. Al retirarse Albazar llegan Don Geronio y el Poeta. El diálogo que mantienen trae nuevas inquietudes al atribulado marido, al enterarse éste de que Narciso era también amante le Fiorilla y de que su mujer ha vuelto a la fiesta en busca le Selim. El Poeta le aconseja recurrir a un notario para disponer la separación. Este coloquio es interrumpido por Albazar, quien asegura que, Selim ha hecho las paces con Zaida y ha decidido llevársela con él. El Poeta recuerda a Don Geronio que debe mantener su firmeza ante cualquier eventualidad.
Cuadro tercero
Fiorilla se encuentra con el Poeta y al preguntarle por ,Selim, este le dice que el turco se ha reconciliado con su antigua amante y que está disponiendo la partida. Luego le lee una carta de Geronio, en la cual el ofendido marido le dice que su casa está cerrada para ella, que se olvide de haber sido su mujer y que se vuelva a Sorrento con sus padres. Junto con la carta le hacen entrega de unos pocos efectos personales. Fiorilla comprende entonces su ligereza y arrancándose los ornamentos que luciera en el baile, lamenta la triste situación a que la han conducido sus coqueteos y su frivolidad, alejándose luego desconsolada.
El Poeta, cada vez más contento por los resultados que va logrando para el desenlace de su drama, se encuentra con Don Geronio quien le pregunta si la última solución habrá surtido efecto y si en realidad Fiorilla estará arrepentida de su proceder. El Poeta le asegura que no solamente cree en ello sino que esta dura lección le habrá servido de escarmiento. Pero, sin embargo, deberá vigilarla y si llora y promete cambiar dé actitudes y vivir en paz, tendrá que perdonarla y recibirla nuevamente en su casa.
Cuadro cuarto
La acción transcurre en otro lugar de la playa. Fiorilla se dispone a partir para Sorrento, asegurando que ya no tiene valor para presentarse ante los ojos de su marido. El Poeta, que llega con Don Geronio, provoca entonces un acercamiento entre los esposos, lográndolo tras diversas alternativas, en un ingenioso juego de situaciones. Vuelven todos los personajes para asistir a la partida de Selim. El turco se despide de la "bella Italia", feliz de haber reconquistado el amor de Zaida. Entre las disculpas de unos y de otros Selim y Zaida se alejan unidos, mientras Don Geronio y Fiorilla se confunden en un fuerte abrazo. El Poeta, por su parte, se siente orgulloso por este final amable que ha encontrado para su drama y todos exaltan al Amor, ya que los errores son muy leves ante su fuerza invencible y poderosa.