Argumentos
L'elisir d'amore
Un pequeño pueblo en el País Vasco francés / Finales del siglo XVIII

Acto I

Nemorino, es un joven campesino melancólico e ingenuo, enamorado de Adina, una bella terrateniente, quien atormenta a Nemorino con su indiferencia. Cuando Nemorino oye a Adina leyendo a sus trabajadores la historia de Tristán e Isolda, está convencido de que una poción mágica le conseguirá el amor de Adina. Tiene miedo de que ella ame al sargento Belcore, que se da demasiada importancia, quien aparece con su regimiento e inmediatamente propone matrimonio a Adina en frente de todo el mundo. Aparece un charlatán, el doctor Dulcamara, quien vende una botella que lo cura todo. Desesperado, Nemorino le pide inocentemente si tiene algo parecido a la poción amorosa de Isolda. Dulcamara dice que sí, y Nemorino le compra el misterioso elixir que vende el doctor Dulcamara, con un precio que es igual al dinero que tiene Nemorino en sus bolsillos.

Se trata, de hecho, de vino de Burdeos, cosa que ignora Nemorino. Y, para lograr escaparse a tiempo, Dulcamara le dice a Nemorino que la poción no tendrá efectos hasta el día siguiente. Nemorino lo bebe y siente sus efectos inmediatamente. Animado por el "elixir", Nemorino se encuentra con Adina y aunque ella bromea con él sin piedad, la audiencia siente que la atracción podría ser mutua, si no fuera por la petición de matrimonio del impresionante y pomposo sargento. De hecho, su boda se ha fijado para dentro de seis días. La confidencia de Nemorino en que al día siguiente él ganará a Adina gracias al elixir, hace que él actúe con indiferencia hacia ella. Este hecho irrita todavía más a Adina, pero ella intenta ocultar sus sentimientos. Por despecho, anuncia su casamiento inminente con Belcore, pues él ya ha recibido órdenes de que debe embarcar al día siguiente. Tanto Adina como el Sargento advierten la reacción de Nemorino ante esta noticia, el Sargento con resentimiento y Adina con desesperación. Nemorino siente pánico, por supuesto, y desesperado, pide ayuda a Dulcamara.

Acto II

La fiesta de la boda de Adina puertas afuera está en pleno auge. Allí está el doctor Dulcamara, e interpreta una canción con Adina para entretener a los invitados. Llega el notario para hacer oficial el matrimonio. Adina está triste al ver que Nemorino no ha aparecido. Todo el mundo entra para firmar el contrato de matrimonio. Pero Dulcamara permanece afuera, sirviéndose bien de bebida y comida. Nemorino aparece, habiendo visto el notario, se da cuenta de que ha perdido a Adina. Al ver el doctor, frenéticamente le ruega una nueva dosis del elixir milagroso que acabe de decidir a Adina, un elixir que actúe de forma inmediata.

Pero como no tiene dinero, el doctor lo rechaza, desapareciendo dentro. Sale el Sargento, solo, preguntándose en alto por qué Adina de repente ha retrasado la boda y la firma del contrato. Nemorino ve a su rival, pero es incapaz de hacer nada. El sargento pregunta sobre la tristeza de Nemorino. Cuando Nemorino le dice que no tiene dinero, Belcore inmediatamente sugiere que si se alista en el ejército como soldado, él le pagará inmediatamente. Presenta un contrato, que Nemorino firma (con una X) a cambio de veinte escudos que Belcore le entrega en ese mismo momento y lugar. Nemorino privadamente jura ir corriendo donde Dulcamara para más poción, mientras Belcore se imagina que se ha librado fácilmente de su rival enviándole a la muerte.

Más tarde, esa misma tarde, las chicas del pueblo cotillean que Nemorino ha heredado una gran fortuna de su fallecido tío, sin que él lo sepa. Ven a Nemorino, quien claramente ha gastado el dinero militar y ha comprado y consumido una gran cantidad de "elixir" (de nuevo vino) del doctor Dulcamara. Las mujeres lo persiguen, lo cual el chico atribuye a la eficacia milagrosa del elixir. Adina ve a Nemorino en un estado de ánimo alegre y, al verlo rodeado de mujeres y atrapado en el júbilo que le proporcionó el "elixir", se siente descorazonada al creer que él la ha olvidado. Se encuentra con el doctor Dulcamara y le pregunta qué le ha pasado. Entonces, Dulcamara, sin saber que Adina es el objeto de los afectos de Nemorino, le explica que logró engañar a Nemorino con la historia del elixir y que ha vendido su libertad para conseguir más dinero para éste, gastándose hasta el último penique en el elixir. En este momento, Adina reflexiona sobre lo cruel que ha sido siempre con el chico y comprende, finalmente, cuánto la amaba, y se enternece por la fidelidad y la pasión del muchacho. Dulcamara interpreta este comportamiento como algún tipo de condición que requiere una cura con alguna de sus pociones.

Se marchan. Nemorino aparece solo, pensativo, reflexionando sobre una lágrima que él vio en los ojos de Adina cuando él la ignoró antes. Basándose solo en esa lágrima, queda sinceramente convencido de que Adina lo ama. Ella entra, preguntándole por qué ha elegido servir en el ejército y abandonar la ciudad. Cuando Nemorino dice que está buscando una vida mejor, Adina le responde diciendo que él es amado, y que ella ha comprado su contrato militar del sargento Belcore. Ella ofrece el contrato cancelado a Nemorino, pidiéndole que lo tome. Él es ahora libre. Ella dice, no obstante, que si se queda, nunca más estará triste. Conforme él coge el contrato Adina se vuelve para salir. Nemorino cree que ella esta abadonándolo y corre desesperado, jurando que si no es amado, si el elixir no ha funcionado y el doctor lo ha engañado, entonces él bien podría marcharse y morir como soldado. Adina lo detiene y confiesa que ella le ama. Nemorino está feliz. Adina le ruega que la perdone por haber bromeado con él. Él lo hace con un beso.

El sargento regresa, y ve a los dos abrazados. Adina le dice que ella ama a Nemorino y deshace su compromiso. El sargento se toma bien la noticia, y responde que hay muchas otras mujeres en el mundo, y tiene a su alcance todas las mujeres que quiera. Dulcamara empaqueta sus cosas y asoma por una puerta, y declara que toda la situación es debido a su prodigiosa poción mágica, y que será feliz de proporcionar elixir para la siguiente conquista del sargento. Se ha reunido un grupo de gente, y todos están de acuerdo en que el elixir ha funcionado, todos corren a comprar botellas del «elixir amoroso» y se unen en un cariñoso adiós al doctor.

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